Elena Bathory Jue Ago 20, 2009 12:15 pm
Cuando conseguí entrar en la sala, me quedé a un lado por si se les ocurría entrar de nuevo. Pero por lo que logré escuchar, se iban a ir. Mejor.
Me acerqué a una mesa pero antes de dejar lo que quería dejar, esperé impaciente. ¿Se iban o no se iban?
Al oír como cerraban la puerta, me tranquilicé. Esperé unos segundos antes de quitarme la capa y dejarla a un lado.
Sin preocuparme por el echo de que la habían cerrado con magia, corrí hasta el inmenso armario que estaba abierto.
Vale, esas dos habían estado hurgando por ahí porque, si podía haber dudado en si habíamos cerrado o no el armario, el hecho de encontrar cosas movidas de sitio me confirmó que habían hurgado.
Me removí inquieta. Sabía que ellas no conocian mucho sobre pociones... pero si Atiazna había vuelto, las dos podían regresar de nuevo e investigar más.
Tomé una decisión. Debía hablar con Hollie, poner más seguirdad o encontrar otro lugar. ¿Pero cuál?
Abrí los ojos sorprendida de lo que se me había ocurrido. Conocía un lugar al cual solo se podía acceder gracias a Hollie (que al menos yo supiera) y nadie más sabia (bueno, los adultos pero eso no me importaba, de momento).
Animada, di unos saltitos hacia la puerta para ir a buscar a Hollie pero al intentar abrirla recordé que la habían cerrado con magia. Sin perder la sonrisa, busqué mi varita.
Y la busqué... por toda la habitación.
VAmos que si la busqué. Al final parecía como si un huracán hubiera pasado por ahí.
Resoplé fastidiada. Me dejé caer al suelo y me senté con las piernas y los brazos cruzados.
Esas dos iban a pagármela cara (obviaba a conciencia que me habían cerrado sin querer).
Solo deseaba que fuera Hollie la que apareciera por ahí -.-
