Una noche de luna llena como tantas otras...

Estaba oscureciendo. Los sonidos huecos de los pasos de Asile retumbaban en las paredes del túnel que salía del pie del sauce boxeador. Hacía tiempo que se había tomado la poción, y no tardaría en hacer efecto.

Una mochila bandolera, a su costado, estaba llena de trozos grandes de carne fresca.

Subió los escalones poco a poco hasta que se encontró en una casa vieja y abandonada.

La casa de los gritos, perfecto.

Llegó justo a tiempo para ver la luz de la luna llena que se filtraba por los ventanales cegados por maderas.

Pronto su figura desapareció y la de un gran lobo blanco la sustituyó.

- Grrrr... -y rebuscó entre la tela de la bandolera pedazos de carne.

Qué bien sabían siendo lobo...

Caminaba por las calles oscuras de hogsmeade, las tiendas cerradas y ni un alma, y aunque apareciera alguien seguro que estaba borracho.
Pasé al lado de la casa de los gritos y me paré a verla, apoyándome en una valla.
Un aullido me llamó la atención.
Me levanté lentamente.
-Vaya, echaba de menos escuchar "gritos"

Me acerqué a la casa con tranquilidad, recordaba que de pequeña me encantaba la casa.
De alguna manera logré pasar la entrada tapiada.
Una vez dentro subí las escaleras, maldije que crujieran nada más poner un pie, seguro que estuviese quien estuviera lo había oído.
No le di importancia, total, no lo podía ahogar, sin embargo saqué la varita y la dejé colgando en mi mano izquierda.
Cuando llegué a la primera planta miré a mi alrededor, un pequeño ruido y empujé la puerta, totalmente alerta.

Olía a carne viva. Pero tenía un toque conocido.

La Loba Blanca alzó la cabeza y miró a la figura que había en el umbral de la puerta. Se acercó un poco, aún oliéndola y luego se sentó cerca de ella.

Un sonido gutural salió de su garnganta. Parecía una especie de saludo a la figura que acababa de llegar.

- Gmmm...

Apareció en la habitación un lobo blanco, me sonaba de algo.
Guardé la varita.
-Buenas noches Asile
Saludé sin más. Miré a mi alrededor.
-Así que esta es tu segunda casa
Dije de broma.

*supongo que puedes hablar como si nada xD

- Ya ves -dijo moviendo las orejas a la vez que cerraba los ojos. Su voz sonó gutural a los oídos de la recién llegada, que la podía entender a la perfección.

Se alzó a cuatro patas de nuevo y movió la cola, contenta. Parecía que sólo en esa forma era feliz.

La miró y sus ojos amarillos relucieron a la luz de la luna.

- ¿Qué haces por aquí?

-Jé, he venido de vacaciones, ya he estado bastante tiempo fuera
Me paseé por la sala.
-Este último año he vivido rodeada de hombres lobo, no fue fácil, tuve que estar con lobos corrientes para que no me mordieran a primeras de cambio, cosa que también fue difícil encontrar lobos que me quisieran acompañar

Giré sobre mis talones y miré a Asile.
-¿Y tu?, ¿algo interesante que haya pasado estos años?

La Loba ladeó la cabeza y la miró de manera extraña. Si hubiera sido humana en su cara estaría su típica sonrisa sesgada.

- Pues no mucho -contestó en su particular idioma de gruñidos y extraños aullidos-. Lo mismo de siempre. Aunque ahora me tengo que andar un poco más precavida. Los aurores parecen haberse vuelto más... no más inteligentes, pero con tantas falsas acusaciones hacia tantas personas ya sabes que alguien tiene que caer -gruñó entrecortadamente, como si riera-. ¿Y qué es de ti? No te veo desde que te pusieron la Marca.

Si no te gusta eso último de lo de la Marca se puede cambiar, pero es que era para darle un poco más de interés para que cuentes cosillas... si quieres

*Está bien

Pasé el dedo por un tocador y miré el polvo que se había pegado antes de contestar.
-Pues trabajando, ya sabes..., curando a animales enfermos o heridos por casi todo el mundo, me quedaba más tiempo con aquellos que no entendía su idioma y no me iba hasta que lo aprendiera

-¿No sabrás nada de si habrá alguna batallita, verdad?, en caso de que lo hubiera, me apuntaría

- No, que yo sepa. Últimamente esta todo muy "tranquilo" -paró y se acordó de una frase que la joven había dicho antes-. ¿Animales? ¿Sigues matando a los muggles que les hacen daño?

Sonreí agradablemente.
-Si me los encontraba por medio, si. En algunos casos buscaba a muggles furtivos, aquellos que mataban a los animales por dinero
Cerré los ojos recordando como me gustaba hacerles sufrir.
-A ellos les hacía pasarlo mal de lo lindo y luego me los cargaba, no veas la colecciión de huesos que conseguí

El animal soltó una estraña maraña de sonidos guturales. Se reía.

- Me los tendrás que enseñar alguna vez -la miró-. La verdad es que al principio, cuando ella te trajo ante mí, aún con lo que dijo el Señor Tenebroso no estaba muy convencida de lo tuyo, he de admitirlo. Eras muy benevolente, una niña necesitada de cariño. Pero pronto comprendiste que los animales necesitaban más de tí que incluso los que se supone que somos de tu misma especie. Eso es lo que te hace diferente... -la miró de manera extraña. Si hubiera estado en forma humana sonreiría-... Lo que te hace ser especial.

Escuché todo lo que me dijo con tranquilidad y sonreí de lado enseñando un poco los dientes. Especial. Me quedé pensando.
-Quizás lo hubiera sido antes, si cierto "tutor" no hubiera bloqueado la maldición que me pusieron, además de no contarme nada de la mágia de pequeña
Suspiré sin que casi no se notara, hacía timepo que no le veía. Desde mi casi independencia no lo volví a ver más.
-Creeme, si ahora se iniciara una guerra te aseguro de que con mi ayuda está ganada, no solo por utilizar a los animales y otra criaturas, sino también por a base de hechizos, porque en mis momentos de viajes también practicaba los hechizos y lo potenciaba
La miré con intensidad.

- Eso está muy bien -dijo cerrando los ojos-. Ahora que has vuelto el trabajo estará más repartido... Me estaba empezando a cansar.

Llevaba casi veinte años en aquel rol. A veces era estresante y daban ganas de abandonar... No por la ideología, sino por lo duro que era.

Me acerqué a la cama y me senté en el bordillo, crucé las piernas y puse la mano derecha como si estuviera pensando.
-Estoy preparada, cuando quieras empezar me avisas
Dije entrelazando los dedos y dejándolas reposar en las piernas.
-¿Y qué hay de nuestros compañeros?, ¿siguen por ahí vivos?
Me reí con gracia.

- Varios sí... Aunque a los Carrow como comprenderás no. Disfruté partiéndoles el cuello aún habiendome tomado la poción que me hace racional cuando soy lobo... Los demás niños que fueron entrenados al igual que tú están también haciendo su vida... -se dio cuenta de pronto de que no sabía nada de cierta persona. Miró a la joven-. ¿Sabes algo de tu hermana?

-Asile, he estado fuera y hace nada que he llegado, no, no sé nada de ella, pensaba que tu lo sabrías
Dije un poco molesta.
-Ya que ella era tu favorita...
Dije en susurro.
Después me encogí de hombros.
-Cosa que a mi eso de pequeña no me gustaba nada y no me tratabas igual de bien que a ella, pero luego fui mejorando y cada vez le daba menos importancia, poco a poco solo pensé en mi
Y por supuesto apartandome de Elena..., pensé.
-Confieso que al principio la necesitaba y más todavía cuando supe que era mi hermana..., ya que el deseo de tener una familia "normal" aún estaba vivo

El animal gruñó.

- Era... tú misma lo has dicho. Eso era al principio. Luego se volvió aún más engreída... Se pasaba y se pasa la vida menospreciando a todos. Incluso a sus mentores o a Él. Eso le llevará a la ruina, te lo aseguro.

No "dijo" nada más porque no veía un comentario posible a lo demás que había dicho la joven

Cogí el pelo y lo arrastré entre mis dedos.
-No es mi problema..., si la palama no lloraré por ella, hace tiempo que dejé de derramar lágrimas por nadie, no sirve para nada
Volviendo a retomar la conversación....
-Así que a los Carrow..., he oido rumores, algo como que te delataron, porque les habían pillado o algo así
Me reí.
-Deberían saber que si estaban en apuros no deben pedir ayuda, es de débiles, si les han descubierto, lástima, yo en su lugar haría lo posible para que opinaran lo contrario de mi
Me llevé la mano a la boca pensativa.

- Bueno, es que algunos olvidan que si se ha perdido el respeto de Él ya casi es imposible recuperarlo... Y más si intentas derribar a pilares buenos.

Se acercó de nuevo a la bandolera y sacó otro gran pedazo de carne fresca y lo empezó a morder y comisquear.

- A falta de presas vivas... -dijo mientras entre mordisco y mordisco

-Jé
Me hizo gracia el comentario.
Observé como comía un poco aburida, quizás otras personas habrían mirado hacia otro lado o con asco, pero yo estaba muy acostumbrada y más habiendo estado con su "especie"
-Recuerdo que de pequeña me gustaba la carne cruda..., ahora ni loca me la comería

- A mi no me gusta siendo humana. Bueno, ni cocinada ni sin cocinar... ya sabes... Pero he de reconocer que estando en esta forma... Tiene su gracia -la miró y en sus oídos lobunos resonaron las palabras "de pequeña" -. Cambiaste mucho en apenas seis años. Pero ahora has terminado de cambiar. Me alegro de ello. Se te ve segura y poderosa, algo muy bueno.

-No solo poderosa y segura, también inteligente, cosa que en muchos mortífagos cadecen, solo por ser eso, seguidores del Señor Tenebroso
Puse cara de cabreada y miré otro lado.
-Me daban asco ver como les hacía la pelota, en cambio conmigo le demostré que yo no sería una lameculos, ni un simple peón, sino algo mejor que un caballo

Alzó la cabeza, divertida.

- ¿Me consideras una lameculos o un mero peón?

Sonreí de lado.
-No, claro que no, se nota que eres por vía libre, pero una cosa es demostrar lo que vales y otra hacer la pelota

Me levanté y paseé por la habitación y me paré en un cristal roto.
Me giré mirándome las uñas de la mano derecha y las cerré en un puño apretando un poco, casi clavándomelas.

- Bueno, realmente te pregunté ambas cosas -"rió"-. Pero realmente eso no me importa... A mis treinta y pico... No estoy preocupada por lo que la gente piense o deje de pensar.

Miró el gesto de la joven. Le pareció algo crispado. ¿Estaría tensa?

Agitó un poco la cabeza y comió el último trozo de carne que quedaba en la bandolera. Su parte animal le pedía comerla pero su parte racional había tenido que ser acostumbraa a ello. Comía carne en esa forma porque era una manera de mantener la esencia del animal... Pero esperaba terminar de digerir los dos kilos de carne que se acababa de comer antes de que llegaran las luces del alba.

Se giró a la joven. No la veía desde hacía tanto tiempo que no pudo evitar hacer preguntas.

- ¿Qué sabes de él? -"dijo" a media voz-. Ya sabes... tu cuidador... ¿Alguna noticia de él?