Quizás ese gesto dolió aún más que los cientos de pasos que había tenido que dar hasta llegar allí. Al menos tuve todavía demasiado despejada la cabeza como para no tumbarme de golpe y dañarme más. Aunque no sé si era capàz de sentir aún más dolor.
Al menos el que Elena estuviera allí me reconfortaba.
- Pronto pasará, nos calmaremos y nos reiremos de mi caída. Ya verás -dije en voz alta un poco ronco-. Ha debido de ser espectacular.
Solté lo que pretendía ser una risa, pero en vez de eso tosí y noté que me dolía todo el tronco.
- Merlín. Estoy para el arrastre... u.u