Clase 1: La escoba voladora.

Llegué todo lo rápido que pude y vi a la profesora esperando, me apresuré y le dije:
- Buenos días, espero no llegar tarde-

Llegó una alumna y miré la lista.

- Adelante, llegas a tiempo -le sonreí y esperé un tiempo más a ver si aparecían los demás-. Al parecer estaremos solas, por el momento... Bueno, empecemos.

>> Soy Erzsebeth Milton y durante las horas que pases aquí: la profesora de Vuelo. Algo que advierto a todos mis alumnos: queda terminantemente prohibido que se me trate de usted, que se me llame 'profesora' 'señorita' o por mi apellido. Mi nombre es Erzsebeth, así que espero que me llames por él. ¿Tú eres...?

>> Esta asignatura es muy fácil de aprobar, con esfuerzo y constancia. Las clases de vuelo sirven para aprender, así que no voy a tolerar respuestas tipo 'Eso ya sé hacerlo'.

>> Los criterios que sigo a la hora de puntuar están en el tablón –señalé una pared de la sala donde había un tablón de anuncios-. No voy a perder mi tiempo en dictaros. Si no se leen, no atenderé ninguna queja.

>> Ahora sí, comencemos: Vamos a hablar un poco por encima de la escoba voladora –cogí la mía que tenía apoyada en la mesa-. Un palo y astillas fue lo básico hace tropecientos años. Los magos europeos empezaron a volar sobre el año 962, con unas escobas para nada parecidas a las que estamos acostumbrados hoy en día, porque tenían la necesidad de desplazarse de un lado a otro. ¿Por qué estos magos utilizaron escobas? Es decir, ¿Por qué escobas y no otro objeto? Pues básicamente porque era lo qué más a mano tenían y lo que menos llamaría la atención de un muggle. ¿Quién no tenía una escoba en su casa?

>> No es obligatorio ya que como hoy es una clase mixta no debo mandar deberes. Pero sería interesante que te tomaras algún momento para investigar por qué otras comunidades mágicas prefieren un sofá volador o las típicas alfombras voladoras de Oriente.

>> Al principio cada uno se fabricaba su propia escoba, así que al final cuando cada mago o bruja tenía una mejor que otro o diferente, empezaron a crearse en gran cantidad, todas iguales. Además, que se han ido mejorando hasta llegar a las nuevas ‘Stars’. Con mejores hechizos de levitación, brújulas, de asientos cómodos, finas al tacto, super sensibles a cualquier variación de presión y movimiento –rodé los ojos-. En mi opinión, no estamos en clase para ver las prestaciones de las escobas, si queréis saber más vais a la tienda de Quidditch –la miré, con una pequeña sonrisa-. Te doy tiempo para que leas los capítulos uno y nueve del libro.

>> Si tienes cualquier duda de la teoría, pregúntame. Luego pasaremos a la párte práctica.

Después de cerrar el libro y concluir con un - Ya los he leido- centré toda mi atención en ella para continuar con la clase.

- Bien, entonces vayamos al campo y empecemos con la práctica -fui hacia la puerta y esperé que saliera. Le tendí una escoba del colegio.

>> Ponte a un lado de una escoba, pero segun si eres diestra o zurda: si eres diestra ponte en el lado izquierdo y si eres zurda, en el derecho... para que te quede la escoba en la parte de la mano que usarás -esperé a que se colocara en posición-. Ahora pon la palma de la mano plana sobre la escoba y di 'Arriba' con seguridad y la escoba debería ir hasta tu mano...

>> Ahora pasa una pierna por encima de la escoba -lo hice yo- Sujeta firmemente el mango y piensa que quieres elevarte dos metros. -la miré con atención- Solo dos metros, ¿ok?

>> Bien -yo también me elevé dos metros-, Ahora haz una vuelta al campo de Quidditch y vuelve, manteniendo la altura. Yo te sigo. Adelante.

Me había quedado dormido y tuve que ir corriendo a clase.
-Perdone profesora, no suelo llegar tarde a clase...

Cojí la escoba del colegio y atendí a la primera explicación de como elevar la escoba pero antes me situé en el lado izquierdo de ésta:
-Arriba- pero no estaba concentrada y la escoba no subió hasta mi mano así que lo volví a intentar pero esta vez concentrándome.
-¡Arriba!- y la escoba subió hasta mi mano. Después me monté en ella como me había indicado la profesora y me elevé los dos metros pero temblaba tanto que la escoba empezó a temblar conmigo.
Seguidamente empecé a controlar con miedo la escoba y poco a poco me fuí afianzando has ta regresar a la posición de elevación de dos metros esperando las nuevas instrucciones.

Mientras observaba a la alumna, llegó corriendo un niño.

- Aurora, haz una vuelta al campo -le di esa instrucción y luego miré al alumno seriamente-. Por hoy no pasa nada, pero deberás quedarte al finalizar la clase para que te diga qué hemos hecho de teoria -señalé el cuarto donde estaba el material de vuelo-. Ve a por una escoba.