Jacob entró en la clase, que había reformado con anterioridad para no dar la misma sensación que su antigua profesora (sensación de estar absolutamente loco). Dejó su volumen de Disipar las nieblas del futuro en su mesa, junto con un taco de hojas que contenían los deberes y apuntes. Encima puso la varita y se dirigió a las ventanas, las abrió un poco. Todavía hacía demasiado calor. Estaba nervioso, nunca había dado clase. Empezó a caminar y fue directamente a la estantería con los “instrumentos” de adivinación. Era una cristalera con tazas, platos y dos teteras en la primera repisa y su bola de cristal junto con varios manteles negros en la segunda. Tendría que comprar el té antes de las próximas clases. Guardó en la segunda repisa una pequeña caja plateada, donde guardaba dos óbolos de la antigua Grecia, cerró la cristalera y observó la clase. Mientras la observaba se escuchó la puerta. Se volvió y vio entrar a los alumnos. Tomaron asiento por parejas, conforme estaba previsto pero al ser impares había uno que se quedaba solo. Jacob acercó una de las sillas a una de las mesas en las que había dos alumnos y le indicó que se sentará ahí. Sacaron los utensilios que dejaron en la mesa redonda. Todos lo miraban y de repente empezó a hacer más calor. Se situó frente a ellos, sentándose en su mesa, en el poco espacio que había, y sonrió.
- Bienvenidos a la clase de Adivinación. Soy vuestro profesor, Jacob Kinnet. Y antes de que podáis abrir la boca os diré que me gusta mi nombre y que prefiero que me llaméis por él. El que me llame “profesor”, “señor” o me trate de “usted” será completamente ignorado – sonrió más, solía ser bastante… sonriente pero esta vez no sabía si era por los nervios, para animarse a sí mismo o para caerles bien. No le gustaba que lo llamasen así más que nada porque daba sensación de superioridad, y en esa clase todos serían iguales. En el ministerio lo pasaba por alto… porque no podía decir nada -. Agradecería que no cambiaseis de sitio, que os pongáis siempre con los mismos compañeros, es más fácil recordar los nombres así – comentó como si nada -. Lo primero que vamos a hacer será pasar lista – dijo mientras sacaba una hoja en la que los tenía a todos apuntados por orden. Quería saber quienes eran. Pasó lista con toda tranquilidad y en seguida se quedó con los nombres, o eso creía -. Muy bien, abrid el libro por la página seis, por favor. Os recomiendo que leáis la 5, aunque hacedlo fuera de clase. Bien, situaos en el contexto ¿vale? Imaginad que todos nosotros somos personas que vivíamos en la Grecia Antigua, en nuestra sociedad se creía en doce dioses… Zeus, Poseidón, Hades, Ares, Hera, Afrodita… Bueno, ya los conocéis ¿no? – supuso que aunque sea de oídas conocerían a los antiguos dioses, sin recordar que seguramente los “sangre limpia” no sabrían de lo que estaba hablando -. Pues uno de esos doce dioses era Apolo. Y me diréis ¿quién narices es el tío ese? Pues era el dios al que le atribuyeron la adivinación… y solo por eso vais a aprenderos Apolo de pe a pa… – cogió la varita proyectó una imagen de Apolo.
- Este tío que veis aquí es Apolo, el dios de la medicina, la música y la adivinación entre otras cosas. ¿Cómo podemos reconocer a Apolo entre todos los dioses? Cada dios tenía unos atributos. Apolo tenía la lira, el laurel, el arco y las flechas, el cuervo, el cisne, el delfín… Si veis una estatua antigua o un cuadro en el que se represente algo de mitología y el hombre lleva una corona de laurel, una lira o un arco seguro que es Apolo, si lleva una corona de laurel y una espada es Julio Cesar – bromeó –. ¿Y qué sabemos de Apolo? La mitología está llena de historias sobre él, desde la persecución de la ninfa Dafne – la imagen cambió.
- Hasta la muerte de la serpiente Pitón.
- Este echo es el que más nos afecta a nosotros. Este mito está contado en vuestro libro – dejó la varita (que paró la proyección) y cogió el libro. Lo abrió por la página seis. Señaló a una chica, la del pelo morado… ¿Ester? Miró la lista, no había ninguna Ester, debía ser… – Elena, ¿podrías leer el mito de la serpiente Pitón, por favor? Justo debajo de la imagen de Apolo… Desde “Era hijo de Zeus y Leto” - la chica lo leyó con voz alta y clara. Cuando llegó al final de la leyenda la paró -. Perfecto, muchas gracias, bueno, esto debéis saberlo es posible que caiga en el examen. Para ampliar el tema de Apolo, en el libro está un poco escueto, os daré esta fotocopia – entregó las fotocopias (está en el tablón de anuncios), después volvió a su “sitio” -. Todo lo que hay en esas fotocopias no sé si entrará en el examen. Dependerá de vosotros y vuestro comportamiento durante el curso, os lo diré en mayo. (en la clase de repaso) Como podéis suponer, el Oráculo de Delfos es un lugar muy importante para la historia de la adivinación, está, mejor estaba ya que ahora son solo ruinas, situado al pie del monte Parnaso. El oráculo donde las pitonisas predecían el futuro, estaba situado al fondo sobre una grieta por la que se colaban los embriagadores perfumes de la fuente Castalia. Esta fuente “drogaba” a las pitonisas para que diesen mayor impresión, este tema lo desarrollaremos más adelante - se llevó una mano al cuello, nervioso, mientras con la otra mano cerraba el libro y lo volvía a dejar de lado, miró la hora, había pasado bastante clase -. Quiero que leáis la historia de Delfos y la corta información que da sobre las pitonisas, sé que es un fastidio pero tenéis que saberlo ¿vale? – continuó con clase –Bueno, pues todo eso que os he contado, y que os terminará de contar el libro cuando lo leáis, nos sirve para saber de donde vienen todos las formas que hay de predecir el futuro. Los griegos tenían mucha imaginación para estas cosas... Mirad la página 14, por favor. Todas las formas de predecir el futuro que tenemos puestas ahí no son eficaces. Hay algunas que son bastante estúpidas, la oenomancia, por ejemplo, es algo… -no terminó la frase – Aunque hay quien asegura que funciona… pero no sé por qué todos los oenomantes tienen problemas con el alcohol. Sin embargo, la mayoría son prácticas que sí funcionan. No daremos todas este curso, ni mucho menos, creo que de todas las que tenéis aquí solo daremos unas quince en todo lo que os queda de Hogwarts. Aún así es imprescindible que se conozcan la existencia de este tipo de magia ya que todas estas mancias son importantes para ciertos trabajos, por supuesto si queréis estudiar Adivinación o si vais para Inefables, al resto os recomiendo aprendéroslas, más que nada por el examen, que entran – sonrió de forma sarcástica –. Las más importantes, de todas las que están ahí, son: la aeromancia, antropomancia, aritmomancia o aritmancia, astromancia o astrología (nada de astronomía, por favor) – dijo pensando en Erzsebeth, que posiblemente se enfadaría si se confundían, sonrió y continuó –, botanomancia, cafeomancia, cartomancia, ceromancia, cristalomancia, dafnomancia, encromancia, geomancia, hidromancia, litomancia, necromancia, nomisomancia, numerología, oniromancia, ornitomancia, piromancia, psicomancia, psicometría, quiromancia, runomancia y la teomancia – las soltó de memoria, tal cual se las aprendió hacía más de quince años -.Las que acabo de mencionar son las que más papeletas tienen de salir en el examen. – de repente sonó el timbre. Final de la clase. Todos empezaron a recoger -. Esperad un momento. Que nadie se mueva hasta que yo os lo diga, por favor – cogió las hojas y las repartió -. Esa es la tarea para la próxima clase. Recordad que cuenta la presentación y que poner exactamente lo que dice el libro para mí es copiar, explicad todo lo que sea necesario, con vuestras palabras. Quiero que todos me mandéis una lechuza con la tarea hecha antes de la próxima clase. En el tablón de anuncios colgaré una tarea optativa, recomiendo que la hagáis, aunque es optativa… Que tengáis un buen día. – Mientras los alumnos salían de la clase Jacob, masajeándose el cuello con las dos manos, fue hacia la ventana. Para ser el primer día no le había ido tan mal… a pesar de los nervios. Estuvo ahí unos minutos, mientras se relajaba. Después recogió todo, lo llevó a su despacho y guardó lo que necesitaba para la próxima clase en una carpetita. Salió rumbo al ministerio, tenía trabajo que hacer allí.
Postead el tema diciendo que habéis estado presentes en la clase, por favor. Desde el principio hasta el final. Gracias.
- Bienvenidos a la clase de Adivinación. Soy vuestro profesor, Jacob Kinnet. Y antes de que podáis abrir la boca os diré que me gusta mi nombre y que prefiero que me llaméis por él. El que me llame “profesor”, “señor” o me trate de “usted” será completamente ignorado – sonrió más, solía ser bastante… sonriente pero esta vez no sabía si era por los nervios, para animarse a sí mismo o para caerles bien. No le gustaba que lo llamasen así más que nada porque daba sensación de superioridad, y en esa clase todos serían iguales. En el ministerio lo pasaba por alto… porque no podía decir nada -. Agradecería que no cambiaseis de sitio, que os pongáis siempre con los mismos compañeros, es más fácil recordar los nombres así – comentó como si nada -. Lo primero que vamos a hacer será pasar lista – dijo mientras sacaba una hoja en la que los tenía a todos apuntados por orden. Quería saber quienes eran. Pasó lista con toda tranquilidad y en seguida se quedó con los nombres, o eso creía -. Muy bien, abrid el libro por la página seis, por favor. Os recomiendo que leáis la 5, aunque hacedlo fuera de clase. Bien, situaos en el contexto ¿vale? Imaginad que todos nosotros somos personas que vivíamos en la Grecia Antigua, en nuestra sociedad se creía en doce dioses… Zeus, Poseidón, Hades, Ares, Hera, Afrodita… Bueno, ya los conocéis ¿no? – supuso que aunque sea de oídas conocerían a los antiguos dioses, sin recordar que seguramente los “sangre limpia” no sabrían de lo que estaba hablando -. Pues uno de esos doce dioses era Apolo. Y me diréis ¿quién narices es el tío ese? Pues era el dios al que le atribuyeron la adivinación… y solo por eso vais a aprenderos Apolo de pe a pa… – cogió la varita proyectó una imagen de Apolo.
- Este tío que veis aquí es Apolo, el dios de la medicina, la música y la adivinación entre otras cosas. ¿Cómo podemos reconocer a Apolo entre todos los dioses? Cada dios tenía unos atributos. Apolo tenía la lira, el laurel, el arco y las flechas, el cuervo, el cisne, el delfín… Si veis una estatua antigua o un cuadro en el que se represente algo de mitología y el hombre lleva una corona de laurel, una lira o un arco seguro que es Apolo, si lleva una corona de laurel y una espada es Julio Cesar – bromeó –. ¿Y qué sabemos de Apolo? La mitología está llena de historias sobre él, desde la persecución de la ninfa Dafne – la imagen cambió.
- Hasta la muerte de la serpiente Pitón.
- Este echo es el que más nos afecta a nosotros. Este mito está contado en vuestro libro – dejó la varita (que paró la proyección) y cogió el libro. Lo abrió por la página seis. Señaló a una chica, la del pelo morado… ¿Ester? Miró la lista, no había ninguna Ester, debía ser… – Elena, ¿podrías leer el mito de la serpiente Pitón, por favor? Justo debajo de la imagen de Apolo… Desde “Era hijo de Zeus y Leto” - la chica lo leyó con voz alta y clara. Cuando llegó al final de la leyenda la paró -. Perfecto, muchas gracias, bueno, esto debéis saberlo es posible que caiga en el examen. Para ampliar el tema de Apolo, en el libro está un poco escueto, os daré esta fotocopia – entregó las fotocopias (está en el tablón de anuncios), después volvió a su “sitio” -. Todo lo que hay en esas fotocopias no sé si entrará en el examen. Dependerá de vosotros y vuestro comportamiento durante el curso, os lo diré en mayo. (en la clase de repaso) Como podéis suponer, el Oráculo de Delfos es un lugar muy importante para la historia de la adivinación, está, mejor estaba ya que ahora son solo ruinas, situado al pie del monte Parnaso. El oráculo donde las pitonisas predecían el futuro, estaba situado al fondo sobre una grieta por la que se colaban los embriagadores perfumes de la fuente Castalia. Esta fuente “drogaba” a las pitonisas para que diesen mayor impresión, este tema lo desarrollaremos más adelante - se llevó una mano al cuello, nervioso, mientras con la otra mano cerraba el libro y lo volvía a dejar de lado, miró la hora, había pasado bastante clase -. Quiero que leáis la historia de Delfos y la corta información que da sobre las pitonisas, sé que es un fastidio pero tenéis que saberlo ¿vale? – continuó con clase –Bueno, pues todo eso que os he contado, y que os terminará de contar el libro cuando lo leáis, nos sirve para saber de donde vienen todos las formas que hay de predecir el futuro. Los griegos tenían mucha imaginación para estas cosas... Mirad la página 14, por favor. Todas las formas de predecir el futuro que tenemos puestas ahí no son eficaces. Hay algunas que son bastante estúpidas, la oenomancia, por ejemplo, es algo… -no terminó la frase – Aunque hay quien asegura que funciona… pero no sé por qué todos los oenomantes tienen problemas con el alcohol. Sin embargo, la mayoría son prácticas que sí funcionan. No daremos todas este curso, ni mucho menos, creo que de todas las que tenéis aquí solo daremos unas quince en todo lo que os queda de Hogwarts. Aún así es imprescindible que se conozcan la existencia de este tipo de magia ya que todas estas mancias son importantes para ciertos trabajos, por supuesto si queréis estudiar Adivinación o si vais para Inefables, al resto os recomiendo aprendéroslas, más que nada por el examen, que entran – sonrió de forma sarcástica –. Las más importantes, de todas las que están ahí, son: la aeromancia, antropomancia, aritmomancia o aritmancia, astromancia o astrología (nada de astronomía, por favor) – dijo pensando en Erzsebeth, que posiblemente se enfadaría si se confundían, sonrió y continuó –, botanomancia, cafeomancia, cartomancia, ceromancia, cristalomancia, dafnomancia, encromancia, geomancia, hidromancia, litomancia, necromancia, nomisomancia, numerología, oniromancia, ornitomancia, piromancia, psicomancia, psicometría, quiromancia, runomancia y la teomancia – las soltó de memoria, tal cual se las aprendió hacía más de quince años -.Las que acabo de mencionar son las que más papeletas tienen de salir en el examen. – de repente sonó el timbre. Final de la clase. Todos empezaron a recoger -. Esperad un momento. Que nadie se mueva hasta que yo os lo diga, por favor – cogió las hojas y las repartió -. Esa es la tarea para la próxima clase. Recordad que cuenta la presentación y que poner exactamente lo que dice el libro para mí es copiar, explicad todo lo que sea necesario, con vuestras palabras. Quiero que todos me mandéis una lechuza con la tarea hecha antes de la próxima clase. En el tablón de anuncios colgaré una tarea optativa, recomiendo que la hagáis, aunque es optativa… Que tengáis un buen día. – Mientras los alumnos salían de la clase Jacob, masajeándose el cuello con las dos manos, fue hacia la ventana. Para ser el primer día no le había ido tan mal… a pesar de los nervios. Estuvo ahí unos minutos, mientras se relajaba. Después recogió todo, lo llevó a su despacho y guardó lo que necesitaba para la próxima clase en una carpetita. Salió rumbo al ministerio, tenía trabajo que hacer allí.
Postead el tema diciendo que habéis estado presentes en la clase, por favor. Desde el principio hasta el final. Gracias.