-¿Te refieres a hacer los movimietos y decir la palabra? Miré la silla. Puse cara de enfadada. -Muy bien, allá voy Suspiré y me preparé. -¡Reducio! Esto si que era nuevo, una silla haciéndose pequeña Me quedé con la boca abierta y muy sorprendida, generalmente no surgían a la primera ni borracha.
No me podía creer que ese hechizo pudiera haberme salido tan bien, cuando de lo normal fallan. Volvi a apuntar la varita en la silla -¡Reducio! Se agitó un poco pero se encogió. Suspiré al ver que lo había conseguido de nuevo.
-Gracias Miré mi varita. -Con este hechizo puedo esconder algunas cosas Miré a mi alrededor. -Um... Me acerqué al armario. -Reducio El armario se convirtió en uno que llegaba a las rodillas. Volvia mirar mi varita y susurré casi muy bajo. -Lástima que no se pueda usar para personas...
Volví un poco en sí. -¿Eh?, ¿qué?, ¡oh! Dije cuando me acordé de su pregunta. -Supongo que el libro que me has dado, Luna no podría transportar tanto peso y si lo reduzco será más difícil que lo vea personas no indicadas
-¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?, o vamos..., no me seas aguafiestas T T Comencé a saltar como una histérica y gritando. -Dímelo, dímelo, dímelo, dímelo (lo más rápido posible)
-Ooh, entiendo, muy bien pues lo practicaré, pero antes... Fui toda ilusionada a acercarme a un libro que había en una estantería lo cogí y lo dejé en el suelo. -Observa Apunté con la varita al libro y dije: -Wingardium leviosa Con cuidado hice que se elevara el libro, me costó mucho aprenderme ese hechizo yo solita y estaba orgullosa de poderlo utilizar, ente otros.
- No es que sepa tanto... es que te llevo años de ventaja... me he criado dentro de este mundo y desde pequeña he leído miles de libros de magia... solo este año he podido poner en práctica todo lo que leí... y te aseguro que no me sale a la primera ni en broma. Tu aprendes muy, muy rápido...
- ¿Y? Qué más da? A mi ese hechizo no me salió hasta un mes después de práctica -era la primera vez que admitía mis errores con la magia, aunque no lo hubiera hecho en el colegio- No tienes por qué preocuparte, acabas de empezar, tu practica y ya verás
La miré de fora normal y luego asentí alegremente. -Muy bien, pues lo vas a ver y esa persona le demostraré de lo que valgo y me aceptará, nunca me rendiré
- Así me gusta -sonreí-, si vas con esos ánimos lo conseguirás Además, puedes pedirle ayuda a una experta -dije con aires de superioridad y moviendo la cabeza para que mi pelo volara.
- ¿Un duelo, ahora? -suspiré, debería cuidar los hechizos que le lanzaba- Vale, ¿por qué no? -me encogí de hombros.
Al pensar en el duelo, la sala pareció hacerse más grande y los peluches y juguetes que habían aparecido se apartaron, dejando un gran cuadrado para nosotras. Me alejé de ella y saqué mi varita (después de guardar el libro, que como le pasara algo, me matarían). Y me puse en posición de ataque-defensa.
Vi que la sala cambiaba y la dejaba despejaba, no me hizo mucha gracia, pero así también aprendería a defenderme. -Esta bien Me puse casi en frente de ella a una distancia prudencial y me preparé, esperé que empezara ella.