Ana Sir Miér Jul 22, 2009 1:57 am
Me quedé sorprendida con Sonianda, sí que había cambiado. Intenté no sacar a mi expresión lo que sentía por dentro, algo que últimamente no se me daba nada mal, por lo que mi rostro continuó inexpresivo.
Realmente si se acordaba o no de mí me importaba un pimiento, la gente solía olvidarse de mí con facilidad, al menos aquella que no me tenía en verdadera estima. Qué más daba, era una chorrada al fin y al cabo, ahora lo importante: Irene.
- La verdad es que está algo bastante desagradable. Es irritante - dije sonoramente -. Tal vez lo sea pero, quién sabe, a lo mejor simplemente las compañías la han vuelto así de desagradable.