Atiazna Sáb Mar 06, 2010 1:55 am
Era mi segundo día con mi nuevo yo, seguía cansada, todavía no me había repuesto ni fisica ni psicológimante del hecho, pero ya era oficialmente una de ellos, había probado la sangre, creía que sería repulsivo, pero tenía tanta necesidad de ella que solo deseaba volver a poder provarla, hecho que me preocupaba demasiado en las relaciones con los demas.
Había ido al bosque, era estúpido volver al lugar donde todo había pasado, pero me ayudaba a pensar y a recordar.
Estaba caminándo por el bosque, era un día soleado y caminaba como si nunca había entrado en él, admirándolo detenidamente, entonces oí un ruido, me escondí sigilosamente detrás de un arbol y asomé la cabeza, iba notándo como mis sentidos se iban agudizándo. Facilmente reconocí a Fedric y salí sigilosamente del escondite y me dirigí hacia él.
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No iras a atacarme ¿No? - le pregunté al verle con la varita en la mano -
Guarda esa varita, podrías lastimarte - le dije en tono burlón pero amigable -
¿Cómo tú por aquí? - le pregunté curiosa.
No has puesto si era de noche o de día, pero, por tu bién mejor de día sino lo cambio, que no me importa