Fecha: Martes, 11 de Mayo 2.010; 07:00 de la mañana.
Lugar: Despacho del Ministerio, 1r piso.
Qué dolor de cabeza.
Dejé la pluma en el tintero y me llevé las manos a las sienes. Ardía.
Bebí un poco de agua, estaba fría pero aún y así la sentí caliente. Que dolor de garganta.
Cogí de nuevo la pluma y continué escribiendo sobre un cuaderno muggle.
La próxima vez que vea una fuente me alejaré de ella, sobre todo si está Jacob cerca. ¡Maldito auror malvado! Por su culpa esta noche casi no he dormido... ¡A las dos lo conseguí! Creo que hago mal usando aún un despertador muggle... es muy molesto cuando suena a las 6 de la mañana para indicarte que tienes que ir a trabajar. Y trabajar con fiebre no es bueno. Para nada.
En ese momento se escucharon un par de golpes suaves contra la puerta del despacho.
- Adelante –mi voz sonó rasposa, carraspeé.
Entró una joven muchacha, recién graduada, con el pelo castaño oscuro recogido en una cola de caballo y unas gafas de pasta negra. Llevaba una carpeta a la cual se aferraba con los brazos.
- Señorita Erzsebeth –su voz sonaba musical- ¿se encuentra bien? –frunció el ceño mientras dejaba la carpeta sobre la mesa oval que había cerca de la puerta y se acercó rápidamente a mí, colocándose a mi lado. Me puso una mano en la frente, apartándome el flequillo-. Ud. tiene fiebre –murmuró preocupada y puso los brazos en jarras, dedicándome una mirada seria- ¿Me puede decir por qué ha venido a trabajar en su estado?
Sonreí de lado y, sin poder evitarlo, tosí. Bebí un poco más de agua y me aclaré la garganta.
- Tengo mucho trabajo Lara –dije como si con ello justificara el catarro.
- ¿Por qué no se toma una poción revitalizante? –sugirió- Estaría como nueva en un par de minutos.
La miré, suspirando. Me levanté, tambaleé y apoyé en el escritorio. Lara me sujetó antes de que cayera.
- No hace falta que me responda –comentó secamente- . ¿Medicina muggle? –musitó.
Asentí. ¿Qué pasa? ¿No podía curarme como lo había hecho toda la vida? A base de medicamentos... Así se curaban mis padres, mis primos, mis tíos, mis sobrinos...
- No me venga con tonterías, señorita Beth... ahora mismo regreso con la poción –dijo autoritariamente- . En una hora tiene la entrevista con la reportera de Corazón de Bruja, no puede atenderla en este estado –y se fue.
Cogí la pluma y seguí escribiendo.
Que alguien me recuerde por qué tengo que tener secretaria. Sí, claro, porque soy la Ministra y necesito ayuda en cuanto a la organización de mi agenda.
Bueno, eso puedo aceptarlo porque no es que tenga mucho tiempo para todo (como ser Ministra no me basta, también soy profesora, cómo no).
Pero... ¿alguien que me recuerde por qué esta chica? *suspiro* porque era la mejor candidata, la más cualificada para el puesto.
Lo peor de todo ¿alguien puede decirme por qué aguanto su actitud? Es una mujer charlatana y autoritaria, no para hasta conseguir lo que quiere... A sí, claro, me llama Beth...
¿¡Cómo puedo aceptar eso como escusa!?
La fiebre me afecta seriamente... y cuando no tengo fiebre es porque definitivamente no estoy cuerda.
*suspiro*
Hoy no he visto a Jake...
Aunque, hace media hora que he llegado y el no debe empezar hasta más tarde.
Tengo la pluma suspendida en el aire, gotea y mancha la última frase escrita. Intento limpiarlo, pero acabo esparciendo más la tinta. Eso por sorprenderme de mis propias palabras. ¿Acaso tengo ganas de ver a Jacob?
La puerta del despacho se abre y se cierra a velocidad luz. Y antes de que me dé tiempo a mirar, Lara volvía a estar a mi lado.
- ¿Sabes llamar a la puerta? –me quejé mirando largamente el frasco que me tendía-. No pienso tomármelo.
- Claro que sí que se lo tomará Beth –sonrió triunfante, saboreando la victoria antes de empezar la batalla.
- Recuérdame por qué no te despido –me quejé antes de beberme la poción-. Qué asco. Tendré que pasarme por el Laboratorio de Pociones y mejorar las curativas... ponerle algún sabor.
- Porque la llamo como a su abuela –sonrió más al ver que le devolvía el frasco vacío-. Lo siento señorita, no tiene tiempo para hacer experimentos –como si quisiera comprobarlo, fue hasta la mesa oval, recogió la carpeta y pasó hojas-. A decir verdad, creo que hasta dentro de un mes, mes y medio –la miré sorprendida- . Para empezar hoy tiene la entrevista con la reportera del Corazón de Bruja. Luego debe pasar por el departamento de Deportes para acabar de organizar lo relativo al Quidditch –me miró con preocupación, quedándose en silencio.
Al instante adiviné que iba a decirme algo que no me gustaría.
- Sólo dígalo ya –susurré acomodándome en la silla, poco a poco sentía que iba doliéndome menos la cabeza, pero la garganta aun la sentía rasposa.
- El sr. Royal ha convocado una reunión en una de las Salas de Tribunal para comentar el gasto de 8.000 galeones que hizo la semana pasada.
- ¿¡En las Salas de Tribunal!? –Exclamé totalmente sorprendida, lo que me produjo un ataque de tos-. ¿Acaso soy una delincuente?
Sin pensar, cogí la pluma.
Jake se va a reír de mí cuando se lo cuente. Quizá me pase luego.
- ¿Quién es Jake?
Pegué un brinco en la silla y vi que mi secretaria estaba asomada, leyendo mi diario. Lo cerré al instante y me sonrojé.
- Nadie... –respondí rápidamente, pero la mirada que me dedicó me confirmó que claro que era alguien. Y su risita terminó de rematar la jugada.
- ¿Así que los rumores son verdad? –preguntó divertida, fue a por una silla y se sentó a mi lado.
Oh, oh...
Modo entrometida activado.
- ¿Qué rumores? –pregunté, aunque tenía una clara idea de qué rumores hablaba... de los mismos que provoqué esa noche.
- ¿No sabe los rumores? –exclamó casi histérica. Vale, no había hecho lo correcto, ahora estaba en modo ‘informe confidencial de los últimos rumores jugosos’-. Dicen que esta noche ha aparecido de madrugada con un hombre, los dos con el pelo desordenado y con la ropa hecha un asco... Algunos dicen que se besuqueó con él en el atrio... otros que apasionadamente... Que desaparecieron en medio de un abrazo y que terminaron en su casa o en la suya... –me miró pícaramente- ¿es eso cierto?
La imité y sonreí, acercándome a ella, como si fuera a confesarle un secreto.
- Quizá -Lara juntó las palmas de las manos y se emocionó-. Pero no nos besamos... y cada uno se fue por su lado.
- ¿Pero llegaron al Ministerio juntos y desaliñados? –sus ojos brillaban con entusiasmo.
- Es que nos caímos en una fuente -comenté lentamente, ella soltó un gritito.
- ¿Están saliendo?
En silenció, negué con la cabeza. Se puso seria de golpe y frunció el ceño.
- ¿Quién es?
- No pienso decírtelo.
- ¡Oh vamos Beth! –Se quejó- Sé que se llama Jake... ¿qué más da que me diga su apellido? –puso ojitos, pero no me venció esta vez- . Lo averiguaré y lo sabe señorita.
- ¿Me está amenazando Lara? –le pregunté con una ceja alzada, ante su asentimiento reí-. Anda, vuelve al trabajo.
Acabo de incitar aún más los rumores. Me da risa...
Creo que el sr. Kinnet es una mala influencia para mí. ¿Desde cuándo me divierte crear rumores?
Aunque, a mi no me molesta lo que digan... solo espero que a Jake tampoco.
*suspiro*
Creo que la poción ha surtido efecto, ya no me siento mareada ni acalorada.
Con una pequeña sonrisa añadí una última frase antes de cerrar el cuaderno.
Creo que me gusta. Pero jamás se lo diré... directamente. ¿Debería arriesgarme esta vez?
Rebusqué pergamino limpio y, apartando el trabajo del ministerio, me puse a escribir un informe exhaustivo sobre París y alrededores según mi punto de vista. Al terminar, lo guardé en un sobre para documentos y lo dejé sobre el escritorio. Fui hasta el armario donde guardaba mis objetos personales y rebusqué en el monedero, cogí dinero muggle y lo puse en un sobre pequeño, añadiéndole una pequeña nota. Finalmente, metí el sobre del dinero dentro del sobre grande y le enganché un papel donde ponía “Sr. Jacob Kinnet. Dto. de Seguridad Mágica.”
Seguí con el trabajo pendiente hasta que pasado un rato, entró Lara.
- Ya está aquí la reportera –comunicó- . ¿La hago pasar?
- Sí, sí –acabé de firmar unos documentos y la llamé antes de que cerrara la puerta- ¿Puedes entregar esto al Sr. Kinnet del Cuartel de Aurores? –Le pregunté entregándole el sobre- Es un informe que me pasó la semana pasada sobre uno de los casos que lleva él –le comenté de pasada.
Lara lo tomó sin más y, justo antes de salir, me miró con sorpresa.
- Jake no vendrá de Jacob, ¿no? –preguntó con diversión.
No pude responderle porque ya se había esfumado, y me di cuenta del error. Ahora los rumores serían peores. Y me preocupé.
Lugar: Despacho del Ministerio, 1r piso.
Qué dolor de cabeza.
Dejé la pluma en el tintero y me llevé las manos a las sienes. Ardía.
Bebí un poco de agua, estaba fría pero aún y así la sentí caliente. Que dolor de garganta.
Cogí de nuevo la pluma y continué escribiendo sobre un cuaderno muggle.
La próxima vez que vea una fuente me alejaré de ella, sobre todo si está Jacob cerca. ¡Maldito auror malvado! Por su culpa esta noche casi no he dormido... ¡A las dos lo conseguí! Creo que hago mal usando aún un despertador muggle... es muy molesto cuando suena a las 6 de la mañana para indicarte que tienes que ir a trabajar. Y trabajar con fiebre no es bueno. Para nada.
En ese momento se escucharon un par de golpes suaves contra la puerta del despacho.
- Adelante –mi voz sonó rasposa, carraspeé.
Entró una joven muchacha, recién graduada, con el pelo castaño oscuro recogido en una cola de caballo y unas gafas de pasta negra. Llevaba una carpeta a la cual se aferraba con los brazos.
- Señorita Erzsebeth –su voz sonaba musical- ¿se encuentra bien? –frunció el ceño mientras dejaba la carpeta sobre la mesa oval que había cerca de la puerta y se acercó rápidamente a mí, colocándose a mi lado. Me puso una mano en la frente, apartándome el flequillo-. Ud. tiene fiebre –murmuró preocupada y puso los brazos en jarras, dedicándome una mirada seria- ¿Me puede decir por qué ha venido a trabajar en su estado?
Sonreí de lado y, sin poder evitarlo, tosí. Bebí un poco más de agua y me aclaré la garganta.
- Tengo mucho trabajo Lara –dije como si con ello justificara el catarro.
- ¿Por qué no se toma una poción revitalizante? –sugirió- Estaría como nueva en un par de minutos.
La miré, suspirando. Me levanté, tambaleé y apoyé en el escritorio. Lara me sujetó antes de que cayera.
- No hace falta que me responda –comentó secamente- . ¿Medicina muggle? –musitó.
Asentí. ¿Qué pasa? ¿No podía curarme como lo había hecho toda la vida? A base de medicamentos... Así se curaban mis padres, mis primos, mis tíos, mis sobrinos...
- No me venga con tonterías, señorita Beth... ahora mismo regreso con la poción –dijo autoritariamente- . En una hora tiene la entrevista con la reportera de Corazón de Bruja, no puede atenderla en este estado –y se fue.
Cogí la pluma y seguí escribiendo.
Que alguien me recuerde por qué tengo que tener secretaria. Sí, claro, porque soy la Ministra y necesito ayuda en cuanto a la organización de mi agenda.
Bueno, eso puedo aceptarlo porque no es que tenga mucho tiempo para todo (como ser Ministra no me basta, también soy profesora, cómo no).
Pero... ¿alguien que me recuerde por qué esta chica? *suspiro* porque era la mejor candidata, la más cualificada para el puesto.
Lo peor de todo ¿alguien puede decirme por qué aguanto su actitud? Es una mujer charlatana y autoritaria, no para hasta conseguir lo que quiere... A sí, claro, me llama Beth...
¿¡Cómo puedo aceptar eso como escusa!?
La fiebre me afecta seriamente... y cuando no tengo fiebre es porque definitivamente no estoy cuerda.
*suspiro*
Hoy no he visto a Jake...
Aunque, hace media hora que he llegado y el no debe empezar hasta más tarde.
Tengo la pluma suspendida en el aire, gotea y mancha la última frase escrita. Intento limpiarlo, pero acabo esparciendo más la tinta. Eso por sorprenderme de mis propias palabras. ¿Acaso tengo ganas de ver a Jacob?
La puerta del despacho se abre y se cierra a velocidad luz. Y antes de que me dé tiempo a mirar, Lara volvía a estar a mi lado.
- ¿Sabes llamar a la puerta? –me quejé mirando largamente el frasco que me tendía-. No pienso tomármelo.
- Claro que sí que se lo tomará Beth –sonrió triunfante, saboreando la victoria antes de empezar la batalla.
- Recuérdame por qué no te despido –me quejé antes de beberme la poción-. Qué asco. Tendré que pasarme por el Laboratorio de Pociones y mejorar las curativas... ponerle algún sabor.
- Porque la llamo como a su abuela –sonrió más al ver que le devolvía el frasco vacío-. Lo siento señorita, no tiene tiempo para hacer experimentos –como si quisiera comprobarlo, fue hasta la mesa oval, recogió la carpeta y pasó hojas-. A decir verdad, creo que hasta dentro de un mes, mes y medio –la miré sorprendida- . Para empezar hoy tiene la entrevista con la reportera del Corazón de Bruja. Luego debe pasar por el departamento de Deportes para acabar de organizar lo relativo al Quidditch –me miró con preocupación, quedándose en silencio.
Al instante adiviné que iba a decirme algo que no me gustaría.
- Sólo dígalo ya –susurré acomodándome en la silla, poco a poco sentía que iba doliéndome menos la cabeza, pero la garganta aun la sentía rasposa.
- El sr. Royal ha convocado una reunión en una de las Salas de Tribunal para comentar el gasto de 8.000 galeones que hizo la semana pasada.
- ¿¡En las Salas de Tribunal!? –Exclamé totalmente sorprendida, lo que me produjo un ataque de tos-. ¿Acaso soy una delincuente?
Sin pensar, cogí la pluma.
Jake se va a reír de mí cuando se lo cuente. Quizá me pase luego.
- ¿Quién es Jake?
Pegué un brinco en la silla y vi que mi secretaria estaba asomada, leyendo mi diario. Lo cerré al instante y me sonrojé.
- Nadie... –respondí rápidamente, pero la mirada que me dedicó me confirmó que claro que era alguien. Y su risita terminó de rematar la jugada.
- ¿Así que los rumores son verdad? –preguntó divertida, fue a por una silla y se sentó a mi lado.
Oh, oh...
Modo entrometida activado.
- ¿Qué rumores? –pregunté, aunque tenía una clara idea de qué rumores hablaba... de los mismos que provoqué esa noche.
- ¿No sabe los rumores? –exclamó casi histérica. Vale, no había hecho lo correcto, ahora estaba en modo ‘informe confidencial de los últimos rumores jugosos’-. Dicen que esta noche ha aparecido de madrugada con un hombre, los dos con el pelo desordenado y con la ropa hecha un asco... Algunos dicen que se besuqueó con él en el atrio... otros que apasionadamente... Que desaparecieron en medio de un abrazo y que terminaron en su casa o en la suya... –me miró pícaramente- ¿es eso cierto?
La imité y sonreí, acercándome a ella, como si fuera a confesarle un secreto.
- Quizá -Lara juntó las palmas de las manos y se emocionó-. Pero no nos besamos... y cada uno se fue por su lado.
- ¿Pero llegaron al Ministerio juntos y desaliñados? –sus ojos brillaban con entusiasmo.
- Es que nos caímos en una fuente -comenté lentamente, ella soltó un gritito.
- ¿Están saliendo?
En silenció, negué con la cabeza. Se puso seria de golpe y frunció el ceño.
- ¿Quién es?
- No pienso decírtelo.
- ¡Oh vamos Beth! –Se quejó- Sé que se llama Jake... ¿qué más da que me diga su apellido? –puso ojitos, pero no me venció esta vez- . Lo averiguaré y lo sabe señorita.
- ¿Me está amenazando Lara? –le pregunté con una ceja alzada, ante su asentimiento reí-. Anda, vuelve al trabajo.
Acabo de incitar aún más los rumores. Me da risa...
Creo que el sr. Kinnet es una mala influencia para mí. ¿Desde cuándo me divierte crear rumores?
Aunque, a mi no me molesta lo que digan... solo espero que a Jake tampoco.
*suspiro*
Creo que la poción ha surtido efecto, ya no me siento mareada ni acalorada.
Con una pequeña sonrisa añadí una última frase antes de cerrar el cuaderno.
Creo que me gusta. Pero jamás se lo diré... directamente. ¿Debería arriesgarme esta vez?
Rebusqué pergamino limpio y, apartando el trabajo del ministerio, me puse a escribir un informe exhaustivo sobre París y alrededores según mi punto de vista. Al terminar, lo guardé en un sobre para documentos y lo dejé sobre el escritorio. Fui hasta el armario donde guardaba mis objetos personales y rebusqué en el monedero, cogí dinero muggle y lo puse en un sobre pequeño, añadiéndole una pequeña nota. Finalmente, metí el sobre del dinero dentro del sobre grande y le enganché un papel donde ponía “Sr. Jacob Kinnet. Dto. de Seguridad Mágica.”
Seguí con el trabajo pendiente hasta que pasado un rato, entró Lara.
- Ya está aquí la reportera –comunicó- . ¿La hago pasar?
- Sí, sí –acabé de firmar unos documentos y la llamé antes de que cerrara la puerta- ¿Puedes entregar esto al Sr. Kinnet del Cuartel de Aurores? –Le pregunté entregándole el sobre- Es un informe que me pasó la semana pasada sobre uno de los casos que lleva él –le comenté de pasada.
Lara lo tomó sin más y, justo antes de salir, me miró con sorpresa.
- Jake no vendrá de Jacob, ¿no? –preguntó con diversión.
No pude responderle porque ya se había esfumado, y me di cuenta del error. Ahora los rumores serían peores. Y me preocupé.