Azrael Melven Dom Mar 07, 2010 9:32 pm
- Vale, perfecto.
Cogí las pinzas, las afiancé a un lado de su cabeza y con la parte que se abría, la regulé y con cuidado puse cada uno de los párpados en un extremo de modo que el ojo se abrió por completo.
Cogí unas pequeñas pinzas y, visto ya el problema (un pequeño cristal que había desgajado el párpado por dentro, que seguía sangrando) lo agarré con las pinzas y lo quité.
Más tarde, viendo que la herida seguía sangrando y por si había peligro de que no se curara bien por suciedad, alargué mi mano hacia dos botes. El primero eché unas gotas, para limpar la herida, y con el segundo hice lo mismo.
Un humillo blanquecino salió de la herida que comenzaba a cicatrizar. Cuando terminó, retiré las pinzas y dejé el ojo del hombre "normal" que al haber usado el ungüento anestésico, quedó medio cerrado de una manera extraña.
Le tendí un pañuelo.
- Tome, por si le lagrimea el ojo. Sería normal dado que tiene toda esa parte dormida...