Jugando con señorita Asile

La luz del amanecer se veía a traves de los altos setos que cubrían el desmejorado jardín.

Asile miró a la niña.

- Uhm... yo hace mucho que no juego a nada. ¿Se te ocurre algo a ti?

- Vale... La quedo yo -y sin darle tiempo areaccionar le coge de la túnica y se aleja corriendo-. Anda que vamos mal de reflejos, ¿eh?

Rió y corrió un poco más lejos.

Logró tocarla.

- Que sepas que te he dejado -dijo en un murmullo-. Ala, venga, corre. ¿o quieres que vuelva a hacer lo de antes?

Asile salió tas ella. La perdio de vista de pronto.

- ¿Dónde demonios? -la vio a lo lejos, medio escondida pos los matorrales que crecían a sus anchas por el jardín.

Y se acercó corriendo, intentando agarrarla.

La niña cayó como un tronco derribado por la varita de un mago inexperto que no sabe usar el hechizo de levitación.

- Oh -dijo algo alarmada y corrió hacia ella, arrodillándose a su lado-. Te encuentras bien -dijo mientras ayudaba a que se incorporara.

- Mierda -dijo ante el gesto de la niña-. Nunca he sido buena curando articulaciones salvo con pociones... -sacó la varita y subió un poco la túnica de la niña para que le dejara ver el tobillo-. Habrá que hacerlo al método prehistórico -unas tablillas aparecieron a ambos lados del pie de la niña y acto seguido una penda las sujetó a la articulación-. Mira a ver si así puedes andar un poco.

- Sí, bueno, pero creo que un poco de calma no te vendría bien -sacó una poción del interior de su túnica y con la varita deshizo lo que había hecho-. Anda, dátela. Pero ten cuidado la próxima vez.

Le tendió la poción. Le estaba costando intentar que la niña entendiera que el dolor no es siempre pasajero, que puede persistir. Si siempre la curaba nunca aprendería el gran valor de los remedios de la alquimia.

- Bueno, yo es que de hechizos sólo sé un par. Nunca me interesó demasiado sanar con hechizos, ya sabes. Lo mío son las pociones. Me parece que con instrumentos de la naturaleza es mejor sanar -miró su varita, tirada en el suelo, y la recogió-. Sólo sé el Episkey y alguno más. Aunque he dedecir que ése es bastante interesante en cualquier combate cuando te rompas un hueso...

Sacudió la cabeza.

- Pero.. ¿nosotras no salíamos a jugar? Si es que Elena... -miro el tobillo de la niña-. ¿Cómo lo llevas?