Azrael Melven Vie Sep 17, 2010 9:38 pm
Estaba sentado, apoyado en uno de los muros que estaban relativamente cerca del lago y daban a los jardines a la vez, y estaba intentando pensar en las materias y terminar las tareas que aún tenía pendientes. Aunque hacía frío (no por nada estábamos en otoño), me ayudaba a focalizarme ya que siempre estaba cansado y con el calorcillo que hacía dentro del castillo me solía ir por las ramas o incluso quedarme dormido.
Cuando vi una figura a lo lejos, me di cuenta al instante por su pelo que era Elena. Una vez más, sentí el contacto de la pulsera con mi piel y me hizo recordar ese día... cuánto lo sentía...
Metí el libro de adivinación en la mochila y cargándomela en un hombro me acerqué a ella.
- Hola -saludé-. Qué raro verte por aquí a estas alturas del año.