Estabamos en el jardín, Hermes me acompañaba, sabía que había acabado mi "tristeza", había conseguido salir de la casa de mis padres mi casa me corrigió mi consciencia.
Suspiré y me puse a correr jardín abajo. Sabía que Hermes me seguía de cerca, volaba sobre mi, hubo un momento determinado en el que salté, para acariciarle las plumas, pero él me cogió de los brazos y me alzó. Suspendida en el aire pude observar un montón de detalles, una vista aún más bonita que con los pies en la tierra.
Era impresionante como podía cambiar algo tan bello simplemente, la perspectiva. Me quedé así hasta que me empezaron a doler los brazos. No estaban acostumbrados a aguantar todo mi peso...
- Bájame, Hermes - susurré. El pájaro obedeció, me dejó en el suelo con delicadeza y se quedó a mi lado -. Ha sido fabuloso - agradecí mientras le acariciaba la cabeza. El fénix comenzó a entonar una melodía de los dibujos muggles... De los Looney Tunes, creo. Esa canción la escuchamos una vez de casualidad y me gustó tanto como a él. Me reí y le acaricié las plumas rojas como el fuego. Reparé en que algunas de las plumas doradas las tenía torcidas, como si se hubiese metido en problemas -. ¿Ya están otra vez molestándote esas lechuzas? - le pregunté. Hermes me miró y parpadeó aunque siguió con su melodía. No se llevaba nada bien con las lechuzas. Entonces oí algo, me giré.
Suspiré y me puse a correr jardín abajo. Sabía que Hermes me seguía de cerca, volaba sobre mi, hubo un momento determinado en el que salté, para acariciarle las plumas, pero él me cogió de los brazos y me alzó. Suspendida en el aire pude observar un montón de detalles, una vista aún más bonita que con los pies en la tierra.
Era impresionante como podía cambiar algo tan bello simplemente, la perspectiva. Me quedé así hasta que me empezaron a doler los brazos. No estaban acostumbrados a aguantar todo mi peso...
- Bájame, Hermes - susurré. El pájaro obedeció, me dejó en el suelo con delicadeza y se quedó a mi lado -. Ha sido fabuloso - agradecí mientras le acariciaba la cabeza. El fénix comenzó a entonar una melodía de los dibujos muggles... De los Looney Tunes, creo. Esa canción la escuchamos una vez de casualidad y me gustó tanto como a él. Me reí y le acaricié las plumas rojas como el fuego. Reparé en que algunas de las plumas doradas las tenía torcidas, como si se hubiese metido en problemas -. ¿Ya están otra vez molestándote esas lechuzas? - le pregunté. Hermes me miró y parpadeó aunque siguió con su melodía. No se llevaba nada bien con las lechuzas. Entonces oí algo, me giré.