Llegando por fin al comedor.

Miré al chaval con desprecio y solté un bufido, desafiante, junto a una sonrisa burlona.

Me das asco, me repugnas. Es más, nada más entrar tú en la sala ha empezado a oler mal, bastante mal: como a pescado podrido.-Me llevé una mano a la nariz, taponándola.-Deberías ducharte de vez en cuando, ¿no crees?

Ese chico me irritaba muchísimo, y parecía ser que Irene le tenía tirria por más motivos, no creía que le hubiese molestado tanto el empujón de esa sabandija.

Oh, se me olvidaba decir...-Me aclaré la garganta y clavé mis ojos en los del chico.-De aquí no me muevo.-Enfaticé.

-¿Cómo quieres que vea claro si lo único qué veo es rojo?, y el que se va a ir de aquí sois vosotras, porque esta es la mesa de Slytherin y la de allá es la vuestra.-Grité señalando primero la nuestra y luego la suya. Intenté mantener la calma y luego habló la desconocida, Gryffindor, no había duda.-A mi ni me mires ni me hables pelirroja.-Mantuve su mirada y luego sonreí maliciosamente.-O mejor dicho Weasly, ¿o me equivoco?- Me crucé de brazos esperando su respuesta manteniendo la sonrisa.

Respondí con la misma sonrisa.

Sí, señor. Weasley a mucha honra. Y no grites tanto, te escucho perfectamente.

Esto se ponía divertido e interesante.-Si..., mis padres han hablado de tus parientes, dicen que sois una vergüenza para el mundo mágico, y estaban en lo cierto, ahora mismo estoy delante de una que realmente es una leona sorda.-Di un golpé con las palmas de mi mano en mi mesa mientras decía las últimas palabras elevando cada vez más la voz.

Hice caso omiso a sus tonterías y seguí sonriendo, ahora con diversión.

¿De verdad? Pues en mi familia dicen todos que los Slytherin son la basura que se acumula en una casa. Los deshechos sin futuros: a Slytherin.

Solo esperaba que Ville no se diese por aludido.

- No te atrevas a meterte con ella - dije volviendo a empujarle -, la discusión iba conmigo. La proxima vez que te atrevas a poner las manos encima de una chica, o de un Gryffindor no seré tan buena como la otra vez - dije enarcando una ceja, mientras sonreía triunfante y medio enseñaba la varita -. Los Weasley son una de las mejores generaciones de magos que ha existido en Gran Bretaña, y tú - dije dandole un fuerte golpe con el indice en el pecho, pues me había situado a distancia suficiente - eres un hijo de Serpientes, ¿como se llama tu familia? ¿Hedorcito? - sin más me di la vuelta para dirigirme a Nichole le sonreí agradecida.

La sonrisa se me congeló en la cara. ¿Había oido bien? Lentamente me giré hacia Elena, estaba enfurecida... y no conmigo.

- G-gracias, supongo... - murmuré todavía sin poder creerme lo que había oido.

Me quedé con los ojos abiertos como platos ante el abrazo de Irene y el grito de Elena, luego solté una risita disimulada para que nadie la escuchara.
Luego la cosa se puso fea y me entró algo de pánico por si la cosa iba a peor, pero Elena lo paró, defendiéndo a los Gryffindor. Miré a Elena con la boca abierta, ¿o me lo parecía a mi o ella había cambiado?, ¿pero por qué ahora?
Me crucé de brazos y fruncí el ceño, no entendía nada. Las personas eran muy raras.

Sonreí de nuevo, triunfal. A ver si a ese chico se le bajaban los humos de una vez por todas...
Seguí sentada junto a mis compañeras de Gryffindor en la mesa de Slytherin.

Tanta discusión me hizo enfadar bastante,pero preferí guardarmelo para mí,almenos hasta que me resultara insoportable.Mi expresión evidenciaba el enojo,la vena del cuello me palpitaba y estaba bastante hinchada y mis manos temblaban un poco mientras estaba cortando un trozo de carne,con tanta fuerza que parecía que acabaría rompiendo el plato.Suspiré e intenté calmarme,no hablé.Se estaba volviendo el ambiente muy irritable.

todo se había puesto, extrañamente, raro.

Los Slytherins se habían enfadado, pero se habían enfadado de verdad. Mi intención, al ir allí no era esa, simplemente quería molestar a Elena, eso era todo. Pero lo más raro era que no se habían enfadado conmigo, o al menos no Elena. En ese momento me sentía tan extrañamente confusa que no sabía que debía hacer. Quizás fuese mejor que me fuese a mi mesa y así se acabase todo pero... ¿Darle esa satisfacción al maldito Fedric? No,no... Cogí asiento, de nuevo junto a Elena y me limité a mirar mi plato. En el fondo me regocijaba de lo que había sucedido, después de todo no había hecho nada malo como para que Fedric se pusiese así...

Escuchar todo aquello hizo que se me revolviera el estómago.Apreté los puños y temblé de rabia.-Traidoraaa.-Señalé a Elena mientras gritaba.-Eres tu la vergüenza de nuestra casa permites que se unan y nos invadan, la pelea de Slytherin contra los Gryffindors siempre ha sido así y no va a cambiar, me dais asco veros sentados juntos.-Estaba muy furioso, no podía soportar ver a esos despreciables Griffindors ahí sentados como perro por su casa y menos con una traidora. Así que me largué de ahí.

Miré a Fedric como se marchaba. Sus palabras me habían asqueado hasta el punto de que clavé demasiado fuerte el tenedor en la patata... Había rayado el plato. Con la varita lo arreglé.

- Odio a ese Slytherin - murmuré

Bufé cuando se marchó y comencé a comer despreocupadamente.

Tsk, intolerante...-Dije refiriéndome a Fedric.

Bufé y el cuchillo se clavó en el plato.

- Muy bien,Ville,muy bien...

Resoplé y miré el panorama de nuevo.

- Voy a haceros una pregunta a todos.¿Esto es así todos los dias?- Dije cabreado.

Vi como Elena se iba y, extrañamente, me dolió. Me sentía culpable, al fin y al cabo, la intención era chinchar, pero no discutir. Suspiré y escuché a Ville.

- Siempre que está Fedric por el medio... Por lo general nos limitamos a chincharnos, pero no discutimos ni llegamos a las manos - volví a suspirar. Se me habían quitado las ganas de comer. Con el tenedor di vueltas a la patata. Acababa de comprender porqué cuando Elena y yo estabamos solas podíamos hablar con tranquilidad. Dije entre susurros, aunque lo suficientemente alto para que lo escuchasen -. Elena en el fondo no es mala, el único motivo por el que la odio es por ser Sly, pero tampoco es odio es simple... Bueno, son simples ganas de molestar - intenté sonreír en vano -. Pero Fedric tiene odio de verdad a Gryffindor, y mi odio se lo ganó - apreté el puño con fuerza recordando las palabras que nos dirigimos en las Mazmorras.

No miré ni escuché a nadi después de los gritos de Fedric.
No me importaba que él nos hubiera puesto bien verdes, eso era una de las cosas que me importaba bien poco.
Sin ánimos de seguir comiendo, miré triste la puerta por donde se había ido.
No podía comportarse así, tenía que haber algo, una razón de peso para que reaccionara así, y la única que lo podía descubrir era yo.
Me levanté, y sin decir nada, fui tras él.

Qué bien...tendré que acostumbrarme.

Suspiré.

Quien me manda a mi meterme aquí...

Al escuchar lo que dijo levanté la cabeza y lo miré a los ojos.

- ¿Todos los Slytherin sois iguales? - pregunté de mala leche mientras arrastraba el plato al centro haciendo mucho ruido. Después de eso me levanté y me marché haciendo un gesto de despedida. No quería oír la respuesta.

Suspiré y me giré hasta mirar a Nichole.

- ¿Ves?.

Me quedé mirandola con una expresión un tanto cabreada y cansada al mismo tiempo.

Quedé callada durante todo el tiempo, tampoco comprendí bien la última contestación de Irene. No comprendía su enfado, quizás no era tan complejo, pero qué le iba a hacer... a veces era así de cortita.
Miré a Ville cuando se dirigió a mí.

¿Qué me quieres decir con eso?

- Lo que te he dicho hace un rato.

Suspiré y me levanté del asiento.Después volví a mirarla.

Puse los ojos en blanco.

Pero la amistad entre un Slytherin y un Gryffindor puede existir. Claro, que si tu no estás cómodo con la situación, adelante, eres libre de pasar de mí. Como ya ha hecho mucha otra gente.-Eso último lo pensé.