Siendo sincero...

Siendo sincero... Me aburría como una ostra. Estaba harto de estar siempre a la sombra. La verdad es que mucho no congeniaba con los demás. Suponía que era demasiado callado como para hacerlo.

Algo enfurruñado bajé las escaleras que daban a las mazmorras con la simple intención de que el frío de los bajos niveles me calmara un poco y me diera un golpe en la cara con su realidad. ya que no se podía salir afuera porque ya era de noche, había decidido irme allí, sin esperanza alguna de encontrarme con alguien si no que, como ya he comentado, sólo quería estar un rato solo de verdad sin nadie alrededor que hiciera gesto de ignorarme para aclararme un poco.

No sabía porqué, pero aquella semana, desde que me levanté para ir a la clase de Encantamientos con la profesora Swen, no me sentía bien.

Caminé y caminé por los pasillos levemente iluminados por antorchas estratégicamente colocadas.

Vi una puerta entreabierta. Curiosamente daba a los mismos baños que Elena, Sonianda y yo habíamos visto en nuestra aventura por aquella zona cuando ésta se inundó.

Entré y abrí uno de los grifos para beber agua. una vez sacié mi sed decidí volver a mi paseo nocturno, pero al darme la vuelta me encontré de frente con...

Sabía que aelena y a Hollie no les gustaba que hubiera gente por su "zona", pero a mi si me dejaban, además, que ahí fue dond conocí a la talántula gigante, y por ello, Elena me "salvó".
Era de noche y no esperaba ver a nadie, pero el sonido de el agua correr me indicó que alguien andaba despierto por ahí.
Me acerqué y comprové quien era sin hacer mucho ruido. una vez identificado decidí saludarlo.
-Buenas nocheeeeees
Dije saludando con los brazos en alto y eso que estaba a dos pasos de mi.

Me sequé la boca con la manga de la túnica y miré a Sonianda. Hacía un tiempo que no la veía. Casi no coincidíamos en clases.

- Ei -dije con un amago de sonrisa-. ¿Cómo va eso? -dije más bien por ser cordial. Como había dicho ya, no me apetecía estar con gente.

Oí cómo alguien se dirigía a Sonia mientras la respondía. Miré algo intrigado asomándome ya que la niña, por increíble que pareciera, me tapaba la visión.

De pronto apareció Elena con una pila de libros considerable.

- Hola -dije en un murmullo-. ¿Pasar algo? No, qué va.

-Vaya Elena, holaaaa, solo paseba porque Ciqui a invadido mi cama y no me deja dormir
Miré la pila de libros.
-¿A dónde vas con tantos libros?, ¿a estudiar?, pero si aún queda para los exámenes, ¿quieres que te ayude en llevar alguno?

Cogí los que me daba, y por curiosidad, y mientras la escuchaba, observé las tapas para ver de que eran.
-Es una pena que haya caido en Griffindor, últimamente parece que me evitan
Fruncí el ceño.

Sonreí con amargura, debía admitir que me encantaba estar en Griffindor.
-Yo cogería y eliminaría todas las casas, ale
Miré a Azrael.
-¿Tú qué opinas?

- ¿Hablar de qué? -dije en un murmullo. No tenía nada de lo que hablar. Creía.

Escuché la conversación de las dos hasta que Sonia me preguntó.

- No sé, yo como Hufflepuff no tengo problemas de ese estilo. Supongo que pasaría igual de inadvertido de una manera que de otra. Total, mucho no cambiaría.

-Jajajajaja, no diría mucho de Atiazna y Elena, se llevan como el anillo al dedo
Dije irónica.

Fruncí el ceño al escuchar lo que me dijo e hice el intento de acercar mi mano para... ¿para qué? la bajé lentamente, pasando desapercibida.

- Ohh vamos! Con Atiazna no tiene nada que ver la casa en la que está -rodé los ojos-. Y si estuvieras en mi casa, no pasarías desapercibido. Al menos no para mi -frunci el ceño.

Por el rabillo del ojo vi un movimiento extraño por parte de Elena, pero cuando alcé un poco más la cabeza para mirarla estaba normal.

"Imaginaciones tuyas, Az"

Sonreí de medio lado cuando nombraron a mi compañera de casa. Iba a comentar algo, pero enmudecí al oír el último comentario.

Sonreí de verdad desde hacía días. No me encontraba mejor, pero fue un alivio. ¿Por qué? Exactamente no lo sabía.

- Oh, supongo que eso es bueno... ¿o no? -dije intentando hacer una broma.

No supe cómo interpretar esa frase. Así que simplemente sonreí más y me encogí de hombros.

- Una cosa -dije tras unos segundo callado-. Yo sé lo que hago aquí -mi sonrisa se borró un poco-, también me puedo imaginar lo que haces aquí, Elena, más que nada porque es la zona de tu sala común pero... -me dirigí a Sonianda-. ¿Qué haces tú por aquí?

- Bueno, simplemente me apetecía estar... -me llevé la mano a la cabeza, pasádola por el pelo-. Solo. Para pensar y eso. Y ya sabéis quepor las otras zonas uno corre mucho riesgo de encontrarse con alguien que no le apetece...

- No, tranquilas. No molestáis. De hecho es una ayuda... -pensé en la clase de Encantamientos que habíamos tenido hacía unos días. No era mi mejor momento y Riddle lo había mejorado-. Quizás me he dado cuenta de que es una tontería lo que pasaba por mi cabeza...

Las miré, me encogí de hombros y sonreí un poco forzado.

Antes de que se decidiera algo en mi debate mental de contarles o no contarles lo que me pasaba, la compañera de Elena, Hollie, creo que era, llegó.

Ante las frases que intercambiaron me limité a sonreír de medio lado.

- Hola -dije saludando y alzando un poco una mano y volviéndola a meter en el bolsillo.

Me acerqué a la pared y me puse de espaldas a ella, apoyándome.