Nuevo en el pueblo

Hacía bastante calor (relativamente hablando) Final del verano y acababa de conseguir trabajo en el ministerio. Y pese a los grados de más que hacía, salí hasta arriba tapado con la capa y la túnica. La razón era porque mi ropa de verano no existía. Tenía poco dinero y no quería pedir dinero a mis padres... precisamente me había ido de casa por alguna razón... ya era mayorcito.

Me recoloqué la capa mientras andaba taciturno por la plaza. Me senté en un banco cercano al bar de las Tres Escobas.

Mirando aún al cielo, bajé el mentón y miré a la mujer que pasaba. Me saludó.

- Hola -respondí en un murmullo. Me fijé un poco más en ella-. Oye, ¿tú no eres...?

Sí, sabía quién era, pero nunca me han gustado los formalismos.

Tampoco hacía falta que llamarás la atención a este tema... todavía no me había puesto con Balthazar...

Noté que estaba algo incómoda, aunque estaba siendo formal de cualquier manera.

- Ah, soy... relativamente nuevo por estas tierras. Hace poco que me he instalado en el pueblo. Mi nombre es Balthazar -dije levantándome-, Balthazar Eckhart.

Quizás habría sido una buena señal como trabajador a su mando el tenderle la mano para estrecharla, pero nunca fui de modales, digamos... exquisitos.

Asentí.

- Quizás es por eso que decidí venir aquí, a veces lo mejor es estar alejado de tanta gente -sonreí levemente-. Pues... a tu pregunta... Me gusta siempre decir que soy de aquí y de allí, de todos los lados, pero mi acento no lo demuestra -reí-. Soy de Alemania, aunque hace ya unos 5 años que llevo en Gran Bretaña -miró a la mujer-. También he oído que tú no eres de por aquí... ¿me equivoco?

Sonreí de lado.

- Ya decía yo... No es porque note un deje en tu acento, aunque probablemente lo tengas... soy negadísimo para los acentos, pero ya me pareció leerlo poralgún lado...

- Pues... eh... Cerca de... Creo que la llaman la casa de los gritos. Vivo bastante a las afueras. Me encanta conocer a gente nueva, pero realmente cuando estoy en mi casa me gusta estar lo más apartad posible...

- ¿Sí? -reí por lo bajo-. Pensaba que era una "caaasa encantaada" -dije con tono fúnebre y me eché a reir-. Habrá que intentar darles algún verdadero susto de vez en cuando

- Bah, quien sabe -me encogí de hombros-. Desde luego yo no, que acabo de llegar... Pero supongo que no hacen nada con ella porque sigue siendo un atractivo... Aunque a saber...

- Oh, de hecho sí, así es -miré a la mujer-. Y en realidad quizá debiera llamarla jefa, pero nunca he sido demasiado... formal -reí por lo bajo-. Trabajo en el departamento de Criaturas mágicas... y de momento estoy cubriendo también vacaciones en San Mungo. La verdad es que he encontrado trabajo demasiado rápido... Y eso que dicen que las cosas andaban mal por Gran Bretaña.

Vaya, por una vez un superior que no me obligaba a tratarle con el "debido" respeto. Esperaba que no fuera sólo una fachada.

- Por el resto de Europa las cosas no andan mucho mejor... Al menos eso tengo entendido. Desde luego, en Alemania las cosas no van demasiado bien, eso desde luego.

- No hace falta, tranquila. Tengo mucha experiencia en esos casos. Llevo demasiado tiempo sin trabajar y siempre me las he sabido arreglar... -me encogí de hombros.